martes, 9 de septiembre de 2008


Yo lo vi


El viento golpeaba fuertemente los robles, la tormenta fue más fuerte en las horas de la madrugada. Todos en la aldea entraron a sus casas presos del miedo al desastre, era un huracán el que se acercaba y con el venían muchos recuerdos del Mitch…
Al día siguiente hubo menos viento y una lluvia tenue cayó sobre las tierras fértiles de los aldeanos que vivían de la siembra del maíz, y en horas de la tarde como era costumbre se reunían en la casa de Doña Juanita y Don Fausto a tomar café y pan de casa. Se encontraba Don Felipe que llego en su carro Toyota del año 80 quien venía de la capital justo a la hora del café, también el Sr. Carlos quien traía cuajada para Doña Juanita su hermana, pero faltaba Don Ciriaco que a paso apresurado, se dirigía a tomar el café cuando de repente se asusto al ver a Don Mario quien estaba sentado sobre el pasto aun mojado por la lluvia. – Don Ciriaco: Buenas tardes, Don Mario ¿cómo le va? Respondiendo moviendo el sombrero como gesto únicamente. Pero sintió mucho frio en ese momento Don Ciriaco y pensó era a causa de su ropa mojada.
Al llegar ya estaban sus amigos de la infancia, los cuales se saludaron muy amistosamente y se sentaron cerca del fuego de la cocina dispuestos a disfrutar del café y el pan. – Don Fausto pregunto: ¿Está lloviendo en la capital también? Le contesta – Don Felipe: si, y cerraron una bodega del mercado porque podía inundarse, lastimosamente no pude comprar todo así que iré mañana. – Don Carlos. Mañana a qué hora, recuerde que temprano vamos al cementerio. – ¿Porqué al cementerio? Dijo Don Ciriaco exaltado. – Doña Juanita: ¿No se enteró? Don Ciriaco: ¿Qué pasó? – Don Fausto: Ayer murió Don Mario, se encontraba en el pasto de su casa cuando de repente cayo… dicen fue un ataque al corazón.


Nilsa Flores.

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