martes, 9 de septiembre de 2008


El piano


Los novios tocándose sobre el sillón de cuero, se besaban y ya estaban bien calientes. Cuando de repente escucharon el sonido del piano. Este se encontraba en la sala principal de aquella enorme casa. Ale y Jorge se detuvieron de forma brusca al escucharlo viéndose a los ojos sin decir palabra. – Jorge: ¿ya vino tu hermano? – Ale: respondió un “no, no escuche el portón” con aire a miedo.
Ellos se encontraban en la sala familiar del segundo piso. Decidieron bajar pensando que Juan el hermano de Alejandra ya había regresado de la fiesta. Pero debían pasar por la cocina y luego por un largo pasillo para evitar que la alarma de la casa se activara. La familia Corrales tienen de vivir en esa casa solamente tres semanas pero desde que se instalaron han escuchado una serie de ruidos además del piano tocarse solo, como también bajar la palanca de los inodoros, abrir y cerrar puertas, una noche cuando todos estaban sentados en el comedor dispuestos a cenar, todos escucharon los pasos de alguien que se dirigía a bajar por las gradas pero nunca sucedió, creyeron por un momento que se trataba de María la empleada y no fue así. Cuando llegaron los pasos misteriosos cerca de aquellas gradas con barandal de madera en caoba, sintieron todos frio y asustándose al mismo tiempo sin poder dormir esa noche.
Ella le toma la mano a su novio, el miedo la invade al recuerdo de todo lo sucedido en esas tres semanas. – Jorge: ayer vi a alguien en el balcón de tus papas, dime ¿ayer llegaron los carpinteros? – Ale: no ¿dices en el balcón? – Jorge: si, y él me vio. – Ale: que extraño! Sabes mejor regresemos a la sala o nos vamos a mi cuarto, ya me dio miedo recuerda todo lo que te he platicado. – Jorge: no seas miedosa! Los fantasmas no existen. Llegan al pasillo que conduce a la sala principal, Jorge iba adelante, y nuevamente el piano se escucho. Ambos se ven a los ojos. – Jorge: pregunta alzando la voz: ¿Juan eres tú? Nadie respondió. Ella se detiene pero Jorge la jala del brazo animándola le dice vamos, estamos juntos!! Cuando por fin llegan a la sala pero nadie más estaba sentado sobre la silla del piano o en otro lugar… - Jorge: ¿Juan? Nadie responde. – Jorge: ¿estará en el servicio? – Ale: diciendo con voz temblorosa y su respiración entre cortada. Nooo, vámonos! Ambos salieron casi corriendo pero Jorge regreso su vista al interior de la sala y vio a un hombre que lo veía de pie junto al piano.

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