martes, 9 de septiembre de 2008


Don Ebrio


En el pueblo de San Buena Ventura, una comunidad muy tranquila donde los habitantes se conocen por su amabilidad y también porque las mujeres se dedican hacer rosquillas muy deliciosas. Todas las familias se conocen y se saludan amistosamente todas las mañanas y al anochecer se van a dormir muy temprano como en todo pueblo pero hay un señor de nombre Pedro alias don ebrio porque nunca esta sobrio y además es bien necio… molesta a las personas para que les de dinero y así poder seguir comprando bebida para su feo vicio. Este pueblo es muy tranquilo aunque al acercarse don ebrio todos prefieren irse ya que es bastante molesto escuchar a don necio decir: deme dinerito, tengo hambre… todos saben para que quiere realmente el dinero, así que prefieren retirarse. La familia de don ebrio ya no lo soportan, él ya no trabaja, no se baña, siempre está peleando y gritando con todos, además hay que soportarle los vómitos y el asco que provoca escuchar cuando lo hace.
Una mañana se encontraba Don Sebastián en el patio de su casa dándole de comer a las gallinas cuando escucho los lamentos de don ebrio. Don Sebastián se subió por el cerco para poder ver lo que le pasaba a don ebrio, pensó que su lamento podría ser a causa de una caída, pues los ebrios suelen tener ese tipo de accidente y cuando por fin lo pudo observar mejor… don ebrio lo vio fijamente a los ojos sin decir palabra solamente le extendió la mano. El Sr. Sebastián bajo del cerco porque no quería ser molestado por aquel terco hombre y lo vio muy pálido a causa de la mala vida que ha tenido hasta el momento. Prefirió alejarse del patio y entro a la cocina en busca de agua, cuando entro su esposa Ana minutos después. – Doña Ana: ¿ya terminaste con las gallinas? – Don Sebastián: si ¿pero mujer porque traes esa cara de espanto? – Ana: hace una hora murió don ebrio.


Nilsa Flores.

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