domingo, 30 de noviembre de 2008


Votantes


Este 30 de noviembre, todos los hondureños estaban preparados para ir a las urnas y ejercer su derecho al voto, muy decididos en marcar una X a su aspirante para la presidencia, alcalde y los diputados. Desde muy temprano muchas personas se fueron a los centros de votación (escuelas, colegios, y universidad). Otros decidieron salir de sus casas hasta después de las doce de la tarde y ya por la noche todos estaremos frente a los televisores y/o radios atentos a saber los resultados. Rostros de alegría y tristeza se dibujarán en muchas personas otros como yo “hondureña que cumplió con su deber de ejercer el sufragio, alegría de ser hondureña nada más” quien no está en política y lastimosamente lo ha intentado pero sin un resultado positivo. Segura de mi voto, eso sí. Don Pedro una gran liberal se despertó muy temprano, emocionado como todos los años caminó hacia la Escuela Roberto Sosa de la Col. Kennedy a ejercer su derecho como ciudadano. Don Pedro con pasos tranquilos y muy despacio se dirige hacia la urna donde dejará su voto, tantas veces lo ha hecho que ya conoce de memoria cada uno de los procedimientos que se requieren. Con su pañuelo en uno de los bolsillos de su pantalón de vestir color negro y en el otro bolsillo lleva su billetera donde con mucha precaución colocó su tarjeta de identidad, se vistió de camisa manga larga blanca para que los rayos del sol no tocaran su desgastada piel anciana. Don Pedro dos cuadras antes de llegar a la escuela se sentó sobre una banca, pues con el sudor sobre su frente y bajo un árbol quiso descansar un momento. Después de unos minutos, se levantó y caminó hacia la escuela Roberto Sosa. Un activista liberal le ayudó. Lo llevó hacia la mesa, encontraron la línea y seguidamente votó. Nuevamente Don Pedro, regresó a su casa. Observó unas fotografías de él en la sala familiar cuando era más joven, se sentó sobre su sillón de descanso. Ya al caer la noche Don Pedro se encontraba descansando. Su habitación oscura, mirando hacia arriba, esperando las otras elecciones para salir nuevamente de su tumba rodeado de otros muertos que también salieron a votar.

Nilsa Flores.

jueves, 13 de noviembre de 2008


¿Tienen sed?


Se encontraban dos niños jugando pelota en un campo de tierra, el reloj marcaba las dos de la tarde y ya estaban cansados. Eran las vacaciones de las escuelas, Marlon y Roberto salieron de la primaria y muy contentos porque se estrenarán en los grados de la secundaria el próximo año. La Mamá de Roberto es enfermera y trabaja en el Hospital Escuela. Su trabajo es bastante cansado y aunque sea así ella es una persona muy responsable y siempre se encariña de uno u otro paciente. Hace un mes llegó al Hospital un Señor de nombre Julio Hernández, él fue atropellado por una moto y estuvo varios días entre médicos, camas de hospital, medicamentos, inyecciones, sueros, sillas de rueda y muchas enfermeras, entre ellas la Mamá de Robertito. El Señor es bastante humilde, el día del accidente vestía con una camisa manga larga tan delgada que parecía romperse de lo viejita que estaba y un pantalón color café costurado de las rodillas.
Mientras los niños terminaban su juego apareció el Señor de las paletas en el momento oportuno ya que los nenes estaban sedientos y una paleta helada era lo mejor para ese momento.
- ¿Qué desean niños?
- Yo quiero una de chocolate, dijo Marlon entusiasmado.
- Y yo de… caramelo por favor! Respondió Roberto.
Los niños sacaron de sus bolsillos el dinero para cancelarle al Señor de la sonrisa de oro en los dientes, luego después de decirle adiós con un gesto se sentaron en una de las bancas para disfrutar la paleta. Al día siguiente Roberto fue a la casa de su abuela, siempre le gusta visitarla porque le prepara comida muy rica. Ambos Roberto y la abuela después de almorzar se fueron a sentar en una de las bancas que están frente a la casa. Minutos después apareció el Señor de las paletas, la abuela al verlo le ofreció a su nieto y claro! El nene aceptó. Era el mismo Señor del día anterior.
- Hola! Niño ¿Cómo estás, dime quieres lo mismo de ayer o deseas probar otro sabor?
- Hola! Quiero una paleta de fresa. Gracias.
El Señor de los dientes de oro con su sonrisa inolvidable, buscó la paleta y se la entregó a Roberto. La abuela seguidamente canceló la deliciosa paleta helada. La Mamá de Roberto después de un largo día de trabajo, se despidió de sus compañeros de trabajo y compró unas granitas de fruta para llevarles a Robertito y su Mamá. Al llegar con las granitas Roberto y la Mamá se saludaron y ella le entregó la granita. Roberto al verla dijo: Hay Mami gracias! Pero me siento lleno, hoy comí una paleta de fresa y sabes que el Señor que vende las paletas ayer también le compré una con mi amigo Marlon.
Así llegó la noche, todos en casa descansaron muy bien. Continúan las vacaciones de los niños y al día siguiente tres amigos de Roberto fueron a visitarlo para jugar Wii. Estaban en la sala Marlon, David y Eros por cierto! El hijo de Javier el que arma controversias en internet. Todos estaban jugando y la estaban pasando súper! Dos horas después escucharon las campanitas del carrito que vende las paletas. Eros les dijo: comamos paletas!! Sí, dijeron todos. Al salir nuevamente el Señor de la sonrisa de oro, claro! Esa es la zona donde él distribuye su producto. Entonces todos compraron y degustaron las paletas de fruta.
Mientras en el Hospital muchos enfermos luchaban para sobrevivir, uno de los pacientes era el Señor que fue atropellado por una moto, y era la Mamá de Roberto quien lo cuidaba todas las tardes, también le leía el periódico a él y le enciende la televisión para ver el noticiero Abriendo Brecha con Rodrigo Wong Arévalo. Su estado físico era bastante delicado, casi no podía hablar, con sus ojos comunicaba dolor, tristeza porque lloraba y alegría cuando era visitado por aquella enfermera o por amigos y/o familiares, pero lastimosamente no soportó la operación que se le practicó hace dos semanas. Un paciente de al lado estaba de cumpleaños y uno de los familiares llevó pastel, pasaron un momento agradable y hasta fotografías se tomaron con una cámara instantánea, en una de ellas aparecía la Mamá de Roberto y Don Julio, y esto fue el día anterior de la operación a la cual no sobrevivió Don Julio. Una noche después de dos semanas de haber fallecido Don Julio, la enfermera llevó algunas pertenencias que ella había acumulado en el Hospital como ropa de trabajo para lavar, algunas toallas, recipientes de plástico y la fotografía que muestra un momento feliz de Don Julio. Como todas las noches todos ya estaban reunidos en casa. Marcia quien es la Mamá de Roberto sacó la fotografía de un sobre, donde aparecía ella con Don Julio el de la sonrisa de oro y Roberto al verla dijo: Él es el paletero Mamá! Imposible hijo! Respondió Marcia y le explicó porque llegó al Hospital y que hace dos semanas había fallecido.


Nilsa Flores.