miércoles, 29 de abril de 2009

La Dama de la Noche sin Luna




La Dama de la Noche con su vestido largo color negro y rojo sangre, de largas uñas, labios seductores, cuerpo de sirena. Pasea todas las noches por las ciudades principales del mundo disfrazándose de cenicienta cuando en realidad ella es el lobo. Seduce a sus víctimas con miradas penetrantes, muestra sus caderas y un escote en la espalda que la lleva a la gloria. La conocen en el mundo oscuro como La Dama de la Noche sin luna.
Era un sábado por la noche en la ciudad de México, las agujas del reloj marcaban las 11:00 pm. Mario, Julio, Rodolfo y Sebastián son abogados y trabajan en el mismo bufete. Después de una larga semana en los juzgados, clientes, jueces, bufetes, delincuentes, etc. Decidieron relajarse en un bar, tomar cervezas, escuchar buena música y platicar con chicas. Los cuatro amigos son solteros, con toda una vida por delante, no quieren compromisos matrimoniales solo “amigas”. Rodolfo y Sebastián viven con sus padres, mientras Mario y Julio alquilan apartamentos desde hace dos meses. Mario vive con pocos muebles, solo lo necesario; cama, mesas de noche, una lámpara, televisor, mueble para la computadora. El departamento es muy cómodo, es fresco, tiene agua caliente y fría, es iluminado, propio para un hombre soltero. A Julio le gustan los muebles de caoba, cocinas modernas, espejos por toda la habitación, su cama es amplia, y ya llevó a una mujer para hacer un estudio de mercado del colchón nuevo. Julio siempre tuvo suerte desde el colegio con las chicas bonitas, y en la universidad las mujeres lo perseguían.
Regresando al bar, los cuatro amigos están sentados cerca de la barra. Al otro lado está una mujer de cabello largo, con un escote atrevido que volvería loco a cualquier hombre. Ella tomaba un Martini, sus labios rojos tocaban la copa de forma estudiada muy sensual, segura sobre aquella silla por su busto firme y grande, ella conoce su belleza que es vista por todos. Pasan 30 minutos y los cuatro abogados la estudian, la devoran con sus miradas. Entre ellos hacen una apuesta ¿Quién se la lleva a la cama? Julio que es el más atrevido, se levanta de su lugar pero! Justo antes para llegar a su objetivo una chica le toma la mano. –La chica dice: ¡Hola abogado! ¿Se acuerda de mí? Él la ve con ojos de dudas y por unos segundos vacila. Ella le sonríe con su carita bonita, no es muy alta, cabello color castaño, con buen trasero. –Sí, disculpe contesta Julio y una imagen en su oficina regresa a su mente. La chica lo visitó en dos ocasiones porque es estudiante de la Carrera de Derecho necesitando información para hacer su práctica profesional en ese bufete. Pero Julio no tenía la autorización de decidirlo sólo. Al ver hacia la silla de la mujer seductora. Ella ya no se encontraba, había desaparecido. Esa noche del sábado terminaron los cuatro amigos reunidos con la estudiante de Derecho y tres amigas más de ella. Todos se fueron a dormir menos Julio que estaba bastante ocupado con Xenia “la estudiante”.
Ya en el apartamento, ambos pasados en alcohol, con la ropa desordenada sobre el piso, Xenia se dirigió al baño mientras Julio la esperaba sobre la cama con solo su bóxer puesto y una caja de preservativos sobre la mesa de noche. Al salir del baño ella le pidió apagar la luz, pues aseguró tener algo de vergüenza. Ya sobre la cama los amantes comenzaron a besarse, se acariciaron torpemente por los efectos del alcohol. Ella metía su lengua primero despacio pero en un momento él comenzó a quejarse. –Él dice: ¡Mujer despacio! Pero ella no le hizo caso. Sus uñas se aferraron fuertemente a la piel de Julio cortándole al mismo tiempo. Un grito de dolor salió de la garganta de Julio y luego la lengua de la mujer le atravesó la garganta primero asfixiándolo para después desgarrarlo por dentro dejando un charco de sangre sobre las sábanas blancas de Julio. Era una noche sin luna, donde la Dama de la Noche tomó el alma de un hombre ingenuo que se dejó llevar por el placer de la calle. Xenia es solo una de sus muchas sacerdotisas fieles amigas de LA DAMA DE LA NOCHE SIN LUNA.

Nilsa Flores.

viernes, 24 de abril de 2009


Dulce sueño


Las amigas Claudia, Sofía y Nadia se fueron a dormir a la casa de Helen, debían preparar un trabajo de la universidad y para eso debieron desvelarse, trabajar en equipo y así terminarlo pronto. Eran las dos de la mañana y aún todas se encontraban en el estudio. Por ratitos platicaban perdiendo la concentración, y entre libros, coca cola, café, churros, emparedados de pollo de la cena de esa tarde, se encontraban las universitarias trabajando.
Pasó el tiempo y cuando la aguja del reloj bailó sobre el número tres, ya al terminar el trabajo las muchachas ya estaban rendidas. Cerraron los libros, ordenaron un poquito el lugar y la dueña de la casa, Helen. Llevó hacia una habitación a sus invitadas. El dormitorio estaba limpio y ordenado, las sábanas floreadas y calientitas esperaban para hacer de aquella noche “dulces sueños”. Una cama era matrimonial y la otra personal. La habitación estaba diseñada para recibir a la visita de aquella casa que era habitada por Helen la hija mayor de un matrimonio conformado por Don Felipe y Doña Esperanza, un niño de nueve años y la empleada de la casa la cual responde al nombre de María. Sofía y Nadia se instalaron en la cama matrimonial, mientras Claudia se quedó en la otra cama. Helen se despidió de ellas con un “hasta mañana chicas”. Las tres ya sobre las camas, después de cepillarse los dientes, y con ropa de dormir cerraron sus ojos cansados, anteriormente como es normal entre las amigas recordaron un hecho chistoso del día anterior. La cama matrimonial era suficientemente grande para que Sofía y Nadia estuviesen muy cómodas quedando un espacio entre ambas. Claudia soñando con su mascota “la gatita Jade”, se despertó por el grito que salió de la garganta de aquellas dos jóvenes asustadas sobre la cama matrimonial. Una viejita les hizo compañía, sintieron el olor de sus ropas viejas, el largo cabello muerto tocó a las muchachas esa madrugada de “Dulce sueño”.



Nilsa Flores.