miércoles, 10 de septiembre de 2008


Taxi por favor!


Don Julián un señor del sur de Honduras que se dedica al transporte tiene 3 taxis desde la juventud, el se caracteriza por ser un hombre honrado y todos los domingos asiste a la iglesia católica con su esposa. Por las mañanas duerme porque es en horas de la noche cuando sale con su taxi y algunas veces regresa en la madrugada ya que está contratado por varias maestras para traerlas a los colegios y luego las lleva a sus casas. Era un viernes bastante frio cuando al dejar a la última maestra en la colonia Kennedy, una joven le hizo parada. El estaba cansado pero al verla sola decidió hacer su última tarifa de la noche. El detuvo su taxi y la joven le pregunto si la podía llevar a la Miraflores, respondiendo de forma afirmativa la joven subió al taxi.
Se traslado de la Kennedy hacia la Miraflores, y en todo el trayecto la muchacha no cruzo palabra con el señor. Don Julián se sentía bastante cansado esa noche así que no hizo lo que siempre acostumbra hacer… conversar con sus clientes. Ella le indico donde debía dejarla señalando cual era su casa, y le pregunto cuánto le debía pagándole al mismo tiempo. Don Julián le dio las gracias y se marcho.
Don Julián llego a su casa, la cena ya estaba servida por su esposa, luego se fue a dormir. Al día siguiente alrededor de las diez de la mañana que es cuando el señor se levanta, después de desayunar se dirigió al taxi para limpiarlo como todos los días. El es un hombre muy luchador y de esa forma sus hijos están estudiando en la universidad. Lavo su carro por fuera primero y después el interior cuando en el asiento trasero encontró un monedero grande con dinero y los papeles de la muchacha de la noche anterior. Hablo con su esposa y ambos decidieron que lo correcto era entregar aquel monedero. El señor se subió al carro y se dirigió a la casa de la joven muchacha.
Al llegar toco el timbre y una señora supongo era la mamá de la joven fue quien salió al portón. – Don Julia: buen día, estoy buscando a la dueña de este monedero, ayer la traje en mi taxi a la 1 y 30 de la madrugada mas o menos, ¿ella se encuentra? – La señora: ¿qué muchacha? Déjeme ver el monedero. La señora lo observo e inmediatamente se exalto diciéndole: ¿Quién lo envió a usted, porque hace esta broma tan cruel? Mi hija murió hace dos años en la Miraflores, un carro la atropello a la 1 y 30 de la tarde…


Nilsa Flores.

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