viernes, 31 de octubre de 2008

HALLOWEEN


El hombre del río


Todos los que pasan por el río recuerdan tristemente la gran inundación que provoco el huracán. El desprendimiento de la tierra, los grandes vientos hasta de 290 Km/h. Muchos hondureños se quedaron sin techo, las lluvias fueron intensas. La noche del 31 de octubre fue la peor de todas. Casas dañadas o destruidas en el paso del Mitch en Honduras y Nicaragua, los países más dañados y es preciso mencionar a los países de Guatemala y El Salvador. Muchas personas muertas, muchos damnificados que lloraban por sus parientes desaparecidos o muertos. Muchos sin sus hogares arrancados por la fuerza del huracán. Los animales también tuvieron un final triste (vacas, toros, perros, gatos, cabras, cerdos…) A don Juan López le gustaba beber, solo se le veía en la cantina de la esquina a pocos kilómetros del río. Era terco y la alarma roja los abrazaba a todos en la aldea. Su esposa doña Inés preocupada lo fue a buscar a la cantina pero como siempre la trataba muy mal en frente de las personas que estuvieran. Esa tarde todos los aldeanos tuvieron que desalojar sus casas, con la tristeza en sus ojos y llanto, muchos dijeron adiós salvando algunas de sus pertenencias. Doña Inés junto a su familia fueron obedientes con las autoridades pero algunos vecinos se oponían a salir de sus casas al igual que el ebrio de don Juan. Algunos no creían que el río se podría desbordar alcanzando las viviendas que muchas se encontraban en la parte más alta de aquel lugar. Al día siguiente después de la noche del 31 de octubre, todo estaba destruido. Todo estaba cubierto de agua que corría aun fuertemente y pasaron varios días para que el río bajara sus causes. Las casas fueron arrancadas desde los cimientos, los arboles ya no estaban, se observaban ramas e inmensos arboles tirados por todos lados, techos de lamina retorcidos. También había cadáveres de animales y de personas. Entre los muertos no se veía a don Juan ni entre los vivos. Al año siguiente, solo quedaron los recuerdos de aquel huracán. El río que tanto desastre provocó, ahora se veía crecido pero sin alarmar a las autoridades ni a los aldeanos. Doña Inés continuaba viviendo con sus hijos y disfrutaba ver las travesuras de sus inquietos nietos. Ahora vivían en otra aldea pues la anterior desapareció y es una zona inhabitable, es una zona de peligro. Doña Inés iba al río todas las mañanas. En ese mismo lugar recordaba a don Juan. Se le aparecía en su mente joven y no aquel hombre casi terminado a causa de la bebida, ya en sus últimos años de vida.
La mañana del 31 de octubre, doña Inés fue al río a lavar una ropa y apurada porque veía que el cielo se estaba oscureciendo, anunciando lluvia. Al regreso se encontró con una amiga que exaltada le dijo: - Inés! Inés! Han visto a tu marido. - ¿Cómo? ¿Qué dices? – Sí amiga. Pero ¿Dónde está mujer?
Las dos mujeres a paso rápido se dirigieron a la casa de don Fausto, un señor muy amigo de don Juan. Este al ver a doña Inés le entregó una carta. Asegura que esa misma tarde fue a la parte baja del río quien salió con su nieto a buscar piedras pequeñas, pues las necesitaban para un proyecto de la escuela. Cuando de repente don Juan estaba delante de él. Lo vio más joven, reconoció su voz. Únicamente le dijo: Dile a Inés que le pido perdón por todo lo malo que le hice y por favor entrégale esta carta. Doña Inés reconoció su letra y esta decía: PERDÓN INÉS. TE QUIERO. Ahora todos los 31 de octubre, don Juan le aparece a todo aquel que pase cerca del río para entregarle la misma carta.


Nilsa Flores.

1 comentario:

Le Papillone dijo...

Ahhh que recuerdos del Mitch, terrible para nuestro pais y coincidencia con la fecha de Halloween.