viernes, 10 de octubre de 2008


Amigos por siempre




Mario, Javier, y Alfredo son amigos, fueron una tarde a jugar futbol en el campo de la Col. Kennedy su equipo ganó el partido, luego se fueron a la pulpería de Doña Cleme que siempre los recibía muy amablemente las tardes de los sábados a tomarse unos refrescos para calmar la sed y el cansancio del juego. El sol estaba intenso cubriendo el campo y a los jugadores con los rayos de sol, algunos aficionados ya se estaban retirando de las bancas de madera, los niños seguían jugando con una pelota de plástico que compraron donde Doña Cleme. Terminando el refresco se subieron en el carro doble cabina de Javier quien debía irse por el bulevar del anillo para dejar a Mario en la Col. Loarque, venían contentos por el triunfo cantando una canción de Juanes que pasaba en ese momento por la radio. El celular de Javier timbró y era Karen la esposa, ella lo estaba esperando en casa con una sopa de albóndigas para él y sus amigos inseparables. Javier contesto el celular mientras con la otra mano llevaba el control del timón… pero una señora imprudentemente se lanzo al pavimento y fueron las llantas de aquel automóvil las que se escucharon con todas sus fuerzas para detenerse.
Un año después Alfredo como todas las mañanas, muy temprano salía de su casa hacia la universidad donde impartía clases de matemáticas, y en el otro extremo de la ciudad los problemas de Javier y su esposa cada día estaban peor, en meses no se dirigían las palabras pero ella no expresa lo que sentía, únicamente se encerraba en la habitación bajo llave y en los tiempos de comida colocaba los platos sobre el comedor con la comida a un lado para que Javier se sirviera solo. Y Mario como Doctor en Farmacia siempre viajaba a Catacamas a visitar a los doctores y cubría la zona con éxito en su trabajo. Ese fin de semana los amigos se reunieron nuevamente en el campo de pelota, esa tarde los amigos platicaron largas horas, no jugaron. Alfredo el profesor de matemáticas, por la mañana en la universidad después de marcar con su huella digital, la máster Ana María Vargas casi se desmaya en el momento de marcar también después de él, pensó seguramente está embarazada porque hace un mes estuvo en la fiesta del matrimonio de Ana María y su novio de hace dos años, pensó él y así les comento a Mario y Javier. Mientras Javier converso de las penas que le causa su esposa Karen, le preocupa el aislamiento y la tristeza que siempre se le ve en el rostro, todos piensan que ella debe estar pasando por una depresión y seguramente necesitará de un medico. Mario dice que hace un año su Madre entro en depresión y un amigo Doctor le recomendó a un Medico que se encuentra en el Hospital Viera, busco en la agenda del celular el teléfono del psiquiatra y se lo dio. Todos los miércoles y si no está de gira acompaña a su Mamá Mario. Ya eran las seis de la tarde, el sol le daba la mano al horizonte cuando los tres amigos observaron la silueta de una señora que se dirigía caminando hacia donde ellos estaban sentados. Miren! Grito Mario… si! Es la señora que yo atropelle, le contesto Javier. Creí estaba en silla de ruedas agrego Alfredo.
La señora llego hasta donde ellos estaban, les sonrió… los tres se quedaron viéndola. Una eternidad ese silencio, por fin ella hablo diciéndoles: Hoy hace un año que paso el accidente y ustedes lo han olvidado. Javier dijo: Como olvidar esa tarde, la peor de mi vida. Pero usted está bastante mejor señora, agrego Alfredo. Yo estoy aquí porque necesito decirles algo muy importante, dijo Faustina que es el nombre de la señora accidentada. Díganos doña Faustina, la queremos escuchar, fueron las palabras de Mario. Doña Faustina: La vida debe continuar, y esa es la razón por la cual yo me veo bien, ahora descanso tranquila en un lugar muy bonito lejos del bullicio de la ciudad. Esta tarde yo sabía que ustedes vendrían a observar el sueño del sol y por eso vine hasta aquí. La señora en segundos se transformo en alguien más anciano mientras las palabras salían de su boca. Ustedes no lo saben… hace un año yo morí y ustedes también. Yo en la calle. Javier adentro de su carro doble cabina con las llantas que miraban el cielo, y ustedes Alfredo y Mario en el hospital. Deben seguir su largo camino como yo lo estoy haciendo para que sus familias y amigos estén tranquilos. La vida continua y la muerte también.


Nilsa Flores.

3 comentarios:

Le Papillone dijo...

Como dice mi colaga Peke...sos una especialista en finales...esa esta para pelicula, hasta se me quemo los cupcakes jejeje...Excelente amiga!

unpokopeke (javier) dijo...

Joder! espero no ser yo ese Javier porque te haré budú con el osito de mi hijo y unos alfileres, niña del demonio. A Benny se le quemaron sus cupcakes, pero por chismosa! Alfred Hitchcock a tu lado es un angelito eh!

Nilsa Flores dijo...

Nooo eres tú Javiersito. Este lo inventé, no me hagas nada con el osito de Eros eh bueno! cuidate y gracias por leer mis historias igual a la vecina Benny.